La Paradoja del liderazgo

La Paradoja del Liderazgo: integrar empatía y firmeza para un aprendizaje genuino en las organizaciones

La Paradoja del Liderazgo

Autor: Ernesto Yturralde

Nivel de interés: Alto
Tiempo de lectura: 07 minutos

En La Molina, Lima, durante una jornada con un grupo de directivos que enfrentaban una transición organizacional compleja, viví una escena que quedó marcada en mis recuerdos. En medio de un coffee-break, la Gerente de Talento Humano se acercó con un gesto de cansancio y me dijo: “Me piden ser cercana, escuchar a todos, pero al mismo tiempo debo tomar decisiones que no agradan. Siento que haga lo que haga, siempre quedo en deuda”. Esa confesión sincera reflejaba la esencia de una paradoja que todos los líderes conocemos: necesitamos ser empáticos y humanos, pero también firmes y capaces de marcar un rumbo claro.

Esa tensión, lejos de ser un obstáculo, puede convertirse en la fuente más poderosa de aprendizaje. El líder que decide únicamente la empatía corre el riesgo de caer en la complacencia y perder autoridad. El que decide únicamente la firmeza puede volverse rígido, generando miedos y distancias. Pero aquel que logra integrar ambas dimensiones se convierte en un referente que inspira confianza y respeto, en ese equilibrio

En ese encuentro de La Molina, el equipo estaba inquieto. Había cambios estructurales que removían viejas prácticas, y los directivos sentían la presión de sus colaboradores y de la alta dirección al mismo tiempo. Allí surgió con claridad la paradoja: ¿cómo ser la voz que escucha y, a la vez, la mano que firma decisiones impopulares? Fue entonces cuando comprendí que la verdadera pregunta no era “¿cuál de los dos extremos debo elegir?”, sino “¿cómo sostener ambos sin perderme en la tensión?”.

El aprendizaje organizacional sucede en esos momentos donde la contradicción parece desgarrarnos. Un equipo no crece si tiene a un líder que solo escucha sin marcar dirección. Tampoco crece con un líder que solo ordena sin detenerse a dialogar. El aprendizaje brota cuando el equipo percibe que el líder puede alternar entre la escucha empática y la decisión firme, con transparente autenticidad y firme coherencia.

La Paradoja del Liderazgo nos enseña que definitivamente ser humano no es incompatible con ser estratégico. Que mostrar cercanía no significa abdicar de la visión, que ser firme no equivale a endurecer el corazón. Todo lo contrario, la combinación de ambas fuerzas es la que da solidez y legitimidad a la autoridad. El liderazgo inspirador surge en ese espacio donde la firmeza se humaniza y la empatía se vuelve exigente.

En mis talleres de liderazgo situacional suelo recordar la frase latina "fortiter in re, suaviter in modo": firme en lo esencial, suave en el modo. Este principio refleja con claridad la paradoja del liderazgo. Podemos ser inquebrantables en nuestras convicciones y al mismo tiempo delicados en la forma en que comunicamos. La verdadera fuerza no está en la dureza, sino en la coherencia entre la firmeza de la decisión y la suavidad con que tratamos a las personas.

Taller de Liderazgo

En La Molina, uno de los momentos más reveladores llegó cuando un directivo compartió con su equipo una decisión difícil. Lo hizo reconociendo primero el esfuerzo de todos, validando sus emociones y preocupaciones, y solo después comunicó el cambio que debía implementarse. Hubo silencio al inicio, incluso percibí cierto malestar, pero lo que quedó finalmente fue la sensación de que, aunque la decisión no era fácil de aceptar, esta había sido tomada con humanidad. Eso transformó la reacción del grupo: del rechazo pasaron a la reflexión, y de la reflexión a la colaboración.

El error más frecuente, que creemos, es pensar que el gran liderazgo debe eliminar las paradojas, que se debe elegir entre escuchar o decidir, entre cuidar o exigir. Pero la paradoja no se resuelve negando un lado, sino aprendiendo a sostener ambos. Como tensar una cuerda entre dos extremos: sin tensión se cae, con exceso de tensión se rompe. El arte está en llegar a encontrar ese punto donde la cuerda vibra con fuerza y sostiene el puente hacia el aprendizaje.

Otra lección poderosa es que no existe una fórmula fija, cada situación nos exigirá un equilibrio distinto, y cada colaborador recibirá la combinación de cercanía y firmeza de manera particular. Por eso, el liderazgo no puede reducirse a recetas; necesita conciencia, sensibilidad y nuestra capacidad para leer cada contexto.

La paradoja también nos recuerda que el liderazgo no es un rol estático, sino una práctica viva que se ajusta constantemente. Hoy puedo necesitar más empatía para contener a mi equipo, y mañana más firmeza para movilizarlo. El liderazgo verdadero no teme esa oscilación, porque entiende que la flexibilidad es parte de su propia fortaleza. Lo más inspirador es que, cuando un líder aprende a transitar la paradoja, su equipo también aprende. Los colaboradores entienden que no todo es blanco o negro, que la organización no es un manual de respuestas cerradas, sino un espacio de tensiones que, bien gestionadas, generan crecimiento. El aprendizaje se vuelve entonces colectivo, impregnando la cultura corporativa.

Cultura Corporativa

En aquella jornada de La Molina, lo que comenzó como un conflicto entre ser empático o ser firme, terminó convirtiéndose en un descubrimiento: el liderazgo no se trata de resolver la paradoja, sino de caminar con esta. Los directivos salieron con un aprendizaje más humano y real: liderar es sostener la incomodidad, mirar al equipo a los ojos y asumir la responsabilidad de escuchar y decidir al mismo tiempo.

Quizá esa sea la mayor paradoja del liderazgo: la vulnerabilidad de mostrarmos humano, es, en realidad, la mayor fuente de fortaleza. Y la firmeza de tomar decisiones se vuelve más legítima cuando la expresamos con empatía. En ese cruce, donde parecen chocar fuerzas opuestas, nace el aprendizaje organizacional que transforma culturas y abre caminos.

Porque el liderazgo, finalmente, no es una línea recta, sino una cuerda floja que exige tensarla para lograr el equilibrio. Y quienes logramos caminar sobre esta, descubrimos que la paradoja no es un enemigo, sino una gran guía que nos enseña a liderar desde la tensión creativa, con mucha humanidad y con gran visión.

Para citar este artículo:

Yturralde, Ernesto (2024). 'La Paradoja del liderazgo'. Recuperado de https://yturralde.com/articulo-paradoja-del-liderazgo.html

Nuestro Portafolio

Taller vivencial de aprendizaje experiencial con impacto colectivo
Team Building con liderazgo horizontal y sentido humano en acción
Fortalecimiento de la confianza y colaboración entre equipos diversos
Dinámicas con propósito para integrar, reflexionar y construir equipo
Aprendizaje experiencial al servicio del desarrollo organizacional
Cohesión de equipos a través del juego serio y significativo
Conexión humana que transforma culturas organizacionales
Liderazgo auténtico basado en valores y experiencias compartidas
Cultura colaborativa que potencia el talento colectivo
Ver más fotos
Ernesto Yturralde Worldwide Inc.